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AUTOPSIA

Si  pensar un cuerpo herido produce angustia, enfrentarlo con la mirada resulta extraño, violento, ofensivo. Escarbarlo es tabú.

Aun asumiendo que es naturaleza de los cuerpos degradarse indeclinablemente, (del mismo modo que los metales se oxidan o el color de ciertos pigmentos, desaparece); preferimos disimular la corrosión, sobre-entendiendo la belleza como aquello que no nos es incómodo.

La verdad fatídica de toda materia que se transforma, nos alude inevitablemente imponiendo como salvo conducto, una ética de resistencia e ingenuidad ante la idea del despojo, el desecho y la muerte.

 

Mariana nos enfrenta con imágenes que no elegimos. Las estetiza con oficio y obsesiva minuciosidad y no por ello se vuelven más fáciles. Expone sin fingimientos fragmentos que como piezas de un naufragio, aun sobre-viven incluso en condición de ruinas, para dar testimonio de su manera particular de aceptar el mundo. Cada imagen; trozo de chatarra; trazo de color alquimizado en su taller (a partir de polvos y óxidos de su cosecha personal); le sirven para decir con una voz propia:   

       

         - “estos son los procesos en los que pienso… como metáforas o analogías de experiencias y vivencias personales… ¡en mi legítima demencia!... me dejo atravesar por tensiones, impulsos, instintos, compulsiones, arrebatos, ansiedades, congojas, seducciones, incertidumbres,  inseguridades, dilemas. Está presente lo espiritual, lo metafísico, también lo ético y moral.  Hurgo entre la basura, rescato cuerpos, los indago y analizo, quizás de forma similar a lo que sucede durante una autopsia”.

                                                                                                                                                                                            Curadora

Lic. María Celina Galera

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